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Trinidad inmanente y económica

31 de agosto de 2016

En primer lugar, el teólogo Karl Ranher, sostiene que existe una profunda relación entre Trinidad inmanente y la Trinidad económica. Y lo expresa con la tesis: “la Trinidad económica es la Trinidad inmanente, y a la inversa.”
Específicamente, la obra común tal y como las tres personas divinas han manifestado en la historia de la salvación, se denomina Trinidad Económica. De tal modo, las obras de Dios nos revelan quien es Él en sí mismo, porque, la Trinidad se ha revelado para comunicarnos el amor absoluto.
Por otro lado, la Trinidad Inmanente se refiere al gran misterio de la relación íntimaentre el Padre, Hijo y Espíritu Santo. Comprendida como una misma operación y una misma naturaleza. En efecto, la comunicación intratrinitaria está presente de modo nuevo en la autocomunicación soteriológica. Asi mismo, en la relación trinitaria no existe oposición sino una eterna unidad.
A modo particular, considero que cada persona divina opera y se comunica libremente con el ser humano, dándose un fundamento ontológico real de la vida y de la gracia (realidad salvífica y experiencia gratuita). En otras palabras, la Trinidad se comunica a sí misma como don absoluto del amor (autocomunicación), aunque continua teniendo un carácter misterioso (incluso en la visio beatifica). Por tanto, Dios se comporta con nosotros de una manera trinitaria, demostrando de tal forma también la trinidad interna.  Si bien, dentro de la experiencia personal hay aspectos que competen a la fe y a la gracia, que pueden ir más allá de una conceptualización (verbalización).
¿Cuáles serían las consecuencias de que el tratado sobre la Santísima Trinidad se halle tan aislado dentro de la estructura de la dogmática? Un aislamiento del tratado sobre la Santísima Trinidad dentro de la estructura dogmática trae varias consecuencias: primeramente, existiría una inadecuada comprensión de la Santísima Trinidad y de la misma Encarnación del Logos. Sucede, generalmente, que en la piedad cristiana se comprende más que Dios se hizo Hombre pero no se la aborda como la revelación de la misma Trinidad. A su vez, habría, una tendencia monoteísta (no trinitaria) perdiéndose en el horizonte de la reflexión la acción del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Como otra consecuencia, la Trinidad pasaría ausente, desapercibida, como una realidad cerrada en sí misma. Al mismo tiempo, se la vería como una realidad que no nos afecta, sin relación con nosotros.
Además, existe el riesgo de quedarse en especulaciones y discursos filosóficos sin llegar a reconocer que la relación intratrinitaria es vista en la misma economía de la salvación, tal cual vemos descrita en la Escritura.
También está relacionado al aislamiento: el rechazo a admitir la presencia (ecos y analogías) de la Santísima Trinidad en el Antiguo Testamento. Por tanto, surgiría una dificultad ontológica para explicar y perderíamos la constatación de la presencia divina en la historia de la salvación, que es la transmisión de la vida eterna (se puede perder el sentido del misterio salvífico).
En definitiva, no se debe aislar el tratado sobre la Trinidad porque tiene relación con nuestra misma salvación real y futura visio beatifica.


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